El ascenso de Proxima: Nuevo planeta encontrado cerca de Próxima Centauri
Hm, los protagonistas de mi libro «El ascenso de Proxima» deben haber pasado esto por alto: Alrededor de la estrella Próxima Centauri, que es la más cercana a la Tierra, orbitan al parecer hasta tres planetas. Ya se conocía el planeta Próxima b, del tamaño de la Tierra, en el que aterrizan Marchenko, Adán y Eva en la novela, y que orbita su estrella una vez cada once días en la zona habitable, así como el candidato a planeta Próxima c, un mini-Neptuno de siete veces la masa de la Tierra, que está en una órbita de cinco años alrededor de la estrella.
Próxima d, el planeta recién descubierto gracias al Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, orbita alrededor de Próxima Centauri a una distancia de unos cuatro millones de kilómetros, menos de una décima parte de la distancia de Mercurio al Sol. Su órbita se encuentra, por tanto, entre la estrella y la zona habitable. Esto debería hacer que el planeta sea demasiado caliente para una posible vida. Próxima d tarda sólo cinco días en orbitar la estrella.
Con sólo una cuarta parte de la masa de la Tierra, Próxima d es el exoplaneta más ligero jamás encontrado por el método de la velocidad radial. De este modo, se sitúa por debajo de un planeta descubierto recientemente en el sistema planetario L 98-59. Esta técnica registra pequeñas variaciones en el movimiento de una estrella causadas por la atracción gravitatoria de un planeta que la orbita. El efecto de la gravedad de Próxima d es tan pequeño que mueve la estrella Próxima Centauri de un lado a otro a sólo unos 40 centímetros por segundo (1,44 kilómetros por hora).
«Este éxito es extremadamente significativo», dijo Pedro Figueira, científico del instrumento ESPRESSO («Echelle SPectrograph for Rocky Exoplanets and Stable Spectroscopic Observations») en ESO en Chile, que hizo posible el descubrimiento. «Demuestra que la técnica de la velocidad radial tiene el potencial de descubrir planetas ligeros como el nuestro, que son probablemente los más abundantes en nuestra galaxia y pueden albergar vida tal y como la conocemos».