¿Más vida en las primeras estrellas?
Las primeras estrellas estaban formadas únicamente por hidrógeno y helio: no había otros elementos en el joven cosmos. Al extinguirse en gigantescas explosiones, liberaron lo que habían acumulado en su interior: elementos más pesados, necesarios para que pudieran formarse planetas. Cuantos más elementos pesados (los cosmólogos los llaman «metales», aunque químicamente no lo son necesariamente), más planetas pueden formarse, más posibilidades tiene la vida, ¿verdad? Pues no. Que la vida tenga posibilidades no depende sólo de la composición de un cuerpo celeste. De hecho, los planetas situados en las zonas habitables de estrellas pobres en metales pueden ser los mejores objetivos para encontrar vida potencial, señala un nuevo artículo publicado en Nature Communications.
La culpa la tiene la radiación ultravioleta (UV), que puede dañar el material genético de los seres vivos. El oxígeno atmosférico y el ozono protegen la biosfera terrestre de la dañina radiación UV del Sol, pero la cantidad de UV emitida varía de una estrella a otra. Se sabe que niveles bajos de radiación UV estelar conducen a niveles bajos de ozono en el planeta y, por tanto, a una menor protección UV. Sin embargo, no está clara la influencia de la metalicidad estelar, es decir, la abundancia de elementos más pesados que el hidrógeno y el helio, en la protección UV y la habitabilidad de los planetas.
Anna Shapiro y sus colegas han modelizado las atmósferas de hipotéticos planetas similares a la Tierra alojados en estrellas de distinta metalicidad y han descubierto que los planetas situados alrededor de estrellas pobres en metales tienen una mayor protección contra los rayos UV, lo que podría tener implicaciones para la posible vida. Aunque las estrellas ricas en metales emiten mucha menos radiación UV que las estrellas pobres en metales, la superficie de los planetas asociados a ellas está expuesta a una radiación UV más intensa. Los autores sugieren que los planetas que orbitan alrededor de estrellas ricas en metales son menos aptos para la vida, a pesar de que reciben relativamente poca radiación UV. ¡Un resultado sorprendente!